miércoles, 5 de noviembre de 2014

Aventura por Panamá

Marilina Kenchkerian viajó a Panamá junto con un amigo durante diez días y vivió una increíble experiencia de supervivencia. Ella lo describe como "Un viaje muy importante en su vida". 
En esta entrevista, comparte con nosotros su experiencia para inspirar a futuros viajeros.



B: Mari contános acerca de tu viaje... 

M: Te cuento: Nos fuimos diez días algo así. Yo trabajaba en una compañía aérea por lo tanto tenía pasajes gratis y un amigo que vivía en Panamá, entonces fuimos a su casa para después de ahí salir a recorrer. Nos aconsejaron un lugar que se llama San Blas que es un archipiélago de trescientas sesenta islas aproximadamente, que queda del lado del Caribe y que están administradas por "Kunas" que son indígenas. Para llegar ahí tenes que ir a un pueblo que se llama Miramar, que queda sobre la costa y mismo los Kunas te cruzan en una especie de lancha (media precaria) hasta la isla.  
Imagen de la lancha que transportaba hacia la primera isla. 
Pero primero tenés que pasar por una que es una especie de migraciones; te hacen un chequeo de documentación y de ahí vienen en una canoa a buscarte de las diferentes islas según donde vos hayas contratado el lugar que quieras, porque cada isla es administrada por ellos y ofrece los servicios que cada uno ofrece. Hay algunas que tienen mejores chozas o mejores camas, otras tienen los servicios básicos, las condiciones dónde te vas a quedar son bastantes precarias. Todo es bastante aventurero; ellos te proveen la comida y de todo, pero es bastante rupestre. 

Imágen de La Isla Diablo tomada por Mari

B: ¿Y cómo era la que se quedaron ustedes?


M: La que fuimos nosotros se llamaba La Isla Diablo y que tenía tres chozas con arena al piso, tres marcos que hacían la cama, colchón inflable, una sábana y después había una mesa de plástico. Tenía capacidad para tres chozas más pero estábamos solo nosotros junto a los dueños de la isla que practicamente no los veíamos por lo tanto teníamos la isla para nosotros solos. 


B: ¿Cómo viviste esa experiencia de supervivencia? 

Imagen de una de las chozas tomada por Mari
M:  Espectacular. Pero te cuento como llegamos ahí. Panamá no tiene mapa de rutas, es bastante complicado llegar a cualquier lado porque llegas por indicaciones y ellos tampoco son muy buena onda para dar explicaciones. Pero bueno, nuestros conocidos nos explicaron como llegaron a Miramar. Obviamente fuimos llegando tanteando nosotros. Toda la ruta era en el medio de la selva, nos dijeron que tratáramos de no parar porque era muy peligroso. La verdad es que lo tomamos con mucho humor, alquilamos un auto que nos salió muy barato (Panamá es un país muy barato, tiene un IVA muy bajo. No solo pudimos alquilar un auto sino que compramos provisiones de sobra porque sabíamos que íbamos a un lugar que no estaba muy provisto.) Mas o menos fuimos llegando, pero la verdad es que era muy difícil. Era en el medio de la selva, no sabíamos qué camino agarrar. Fuimos agarrando los caminos que nos parecían. Cuando llegamos a Miramar era un pueblo muy chiquito que no tienía nada más que la prefectura y en el de al lado hay algún lugar para comer y tomar algo... pero todo muy precario.

Imagen tomada por Mari de la Isla Diablo
B: ¿Cómo los trataron los panameños?

M:Y son bastantes raros, por ejemplo a los Kunas les hablabas y muchos no te respondían o porque no sabían hablar o porque no querían hablarte. Los que más nos ayudaron fueron generalmente otros turistas. 


B: ¿Cómo terminaron en Isla Diablo?

 M: Cuando estábamos esperando a la lancha para hacer migraciones, justo vino un señor que nos contactó con alguien de Isla Diablo para ir. Nos arregló todo. Y bueno, fuimos a la Isla porque nuestro viaje era como te dije, aventurero y nos vino bien. 

Nos subieron a esa canoíta que tenía un motorcito, y en una zona más calma (del mar caribe que era todo chato) y empezamos a ver todas las islas una al lado de la otra, algunas tenían chozas más pobres otras más lindas pero todo muy hermoso. Es más, nosotros alquilamos una que nos costó u$s20 la noche. Ya te digo, era una choza de paja con el piso de arena. Adentro tenía una lona para que no se filtrara la lluvia y las comidas te la daba él: café que te preparaba a la mañana y sino pescado con arroz todos los días. Pero vos estabas en una isla, ellos no aparecían en todo el día. 

B: ¿Qué hacían en la Isla?

Durante el día tomábamos sol y sino nos habían prestado unas máscaras de snorkel y salíamos a nadar. Realmente se veían cosas maravillosas. Pero bueno básicamente era disfrutar. De noche nos iluminábamos con la luz de las estrellas, teníamos unos farolitos chiquitos y sino velas. Nosotros nos habíamos llevado una conservadora, teníamos de todo. El agua potable la traían en lanchas en unos tarros, teníamos que tomar de ahí o pedir, igual nosotros nos habíamos llevado. El agua potable era la que el ponía en un tanque de plástico. Pero obviamente te tiene que gustar la vida selvática: Tener arena en los pies todo el día, estar lleno de sal, pero bueno es para ir unos días. 


B: Cómo catalogarías este viaje en tu vida?


M: Para mi fue increíble. Fue diferente, el mejor lugar que fui, una experiencia inolvidable. Yo soy una persona que me encanta viajar, en cualquier situación. Este viaje fue muy significativo por eso, porque bueno cuando visitas una ciudad 

quieras o no, tenes certeza de a dónde vas. En mi caso no tenía idea si habían bichos, pandillas o algo que te pudiera matar. Pero mi amigo era igual que yo y fuimos haciendo lo que ocurría. Definitivamente fue el mejor viaje de mi vida. ¡Todo era perfecto! 





B:  ¿Qué le recomendarías a alguien que quisiera hacer este viaje?



M: Yo les recomendaría que antes de ir se informen: Que entren a blogs, hablen con personas que hayan vivido estas aventuras, gente conocedora de la experiencia. Porque el panameño no es muy simpático y no siempre está a fin de explicarte. Para empezar, deberían hablar con personas que se dedique al turismo ahí. Yo por ejemplo, tuve que ir a pedir indicaciones a un Radisson y por suerte me atendió una chica amable. Pero no pasa eso siempre. Otro consejo es estar alerta, yo soy muy jugada y me junto muchas veces con gente desconocida. Pero hay que tener cuidado, siempre avisar dónde vas a estar y con quién. 
 Pero después les recomendaría que se animen tener las patas sucias y recorrer lugares que no conoces, porque experiencias como estas se basan en eso más que nada.  
Imagen tomada por Mari desde la isla.

B: Muchas gracias Mari. 


M: Gracias a ustedes chicos. Suerte en la experiencia, ojalá la disfruten como yo.